Rasgos
generales (algunos coincidirán con usted, o lo harán en
su mayoría, trate de hacer una mirada genuina, sincera, hacia su
interior, repensando estos conceptos)
Desánimo
y abatimiento tras un contratiempo, fragilidad: son las
palabras que primero se nos vienen a la mente cuando hablamos de esta
flor.
Para
los desalientos o depresiones leves debida más bien a un desánimo
por un hecho concreto. Cuando nos rendimos casi de inmediato, nos sentimos
que no vamos a poder, débiles, nos falta ese empujoncito...
Les va bien, pero ante la menor cosa se desalientan y quieren abandonar
todo, sienten abatimiento, tristeza, dudas, decaimiento. Está viendo
solo el lado oscuro de las cosas, ante dos posibilidades siempre va a
ver la pesimista. Le faltan fuerzas debido a su pesimismo.
Están desanimadas pero lo intentarán de nuevo en cuanto
las cosas mejoren. (El gorse no, cree que no tiene arreglo)
Desanimado, desilusionado, negativo. Flojedad. Antepone la mente a la
fe. Falta de fe.
La flor espiritualiza nuestra mente, favoreciendo el contacto con el Yo
Superior, da ánimo, optimismo, comprensión ante las desgracias
externas: no se deja abatir por ellas, por el contrario, lucha, persevera...
Trabaja con el lado derecho de nuestro cerebro.
La flor es útil para períodos de convalecencias y enfermedades
crónicas. Para ancianos enviados a geriátricos.
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