El aceite se obtiene destilando sus rizomas secos, rizoma es esa
papita que crece bajo la tierra, que es la que se come. Y es muy
buena para hacerse té con miel y unas rodajitas de jengibre.
Levanta muchísimo nuestro
sistema inmunológico, es bueno tomarlo antes
que empiecen los fuertes fríos, para no enfermarnos.
Si nos sorprende una
gripe o un resfrío nos ayuda a salir más pronto de este estado y
disminuye los síntomas de decaimiento.
Esto mismo provoca el
aceite si lo ponemos en un hornillo, afloja
la flema, el catarro, nos descongestiona, es antifebril también,
con esta finalidad pueden ponerse unas gotitas en la bañera.
Es tónico y estimulante
del sistema nervioso, reconforta, reaviva las emociones.
Da sensación de energía
y seguridad.
Agudiza los sentidos,
fortalece la memoria, contribuye a tomar consciencia de la realidad,
por eso es buen incentivo para las personalidades soñadoras.
Fortalece el cuerpo físico
y etérico. Trabaja sobre el chacra frontal.
Da
una energía adicional. Siempre
se usa en pequeñas cantidades por su fortaleza y hay que tener cuidado
con la piel porque puede ser irritativo en pieles sensibles, cuidado
en este punto.
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