Trabajando con las flores ... GORSE

El síndrome «aulaga» se desarrolla por lo general dentro del marco de prolongadas luchas, acompañadas de fracasos y errores, ya sea por la salud o hacia una meta importante en la vida. Es expresión de un agotamiento interior, de una perturbación del equilibrio entre tomar y dar. Para llegar a este estado hay que tener normalmente la predisposición típica que se describió al comienzo; pero al aparecer ésta más o menos acentuada en todos los seres humanos, cualquiera puede en principio perder sus esperanzas ante un golpe muy duro del destino.

Por ese motivo es importante, por muchas ganas de vivir que se tengan y alegres que sean las expectativas, conservar la idea de que a la fachada alegre de la vida con sus deseos y alegrías se le contrapone siempre una dimensión más profunda e importante, que es la que da a todos los sucesos su valor y sentido. Es una sutil huella del carácter transitorio de todas las cosas y alegrías terrenas, que al mismo tiempo hace presentir una eternidad incomprensible.

El religioso expresa su esperanza con las palabras «El hombre no puede caer más hondo que la mano de Dios». Quiere decir con ello que todas las pérdidas, desilusiones y males que padecemos carecen en última instancia de valor en vista de aquello de lo que trata nuestra existencia. Todo lo que sufrimos tiene un sentido más profundo y sirve para «la curación de nuestra alma», algo que no podemos concebir ni describir, lo mismo que sucede con la meta verdadera de nuestra existencia.

Quien ha perdido este conocimiento instintivo, dudando de la falta de sentido y la «maldad» de este mundo, cae en el estado de «aulaga», en el que no encuentra motivo alguno para tener unas expectativas positivas. Pero sin el «principio de la esperanza» no podemos vivir, no podemos comenzar el día, no podemos respirar, pensar ni actuar. Impertérritos esperamos que todo salga bien o que irá mejor. Si no hay esperanza la vida se retira.

Sin embargo, puesto que mientras que la persona vive sigue habiendo en ella vida y un elemento orientado hacia el futuro, existe por lo general la posibilidad de volver a despertar la esperanza y avivar la llama de la vida. Para ello hay que buscar con sensibilidad en qué punto ha actuado la palanca destructora, dónde la persona de tipo «aulaga» ha sido dañada en su nervio vital. Muchas veces para los que están fuera de ella los motivos pueden resultar triviales y carecer de importancia, pero para quien se siente afectado ahí puede estar todo el sentido de su vida. Si se consigue volver a abrir la puerta en este punto decisivo, poner ante la vista del que duda de un modo creíble la satisfacción de sus anhelos o motivarle hacia otros objetivos o deseos, la esperanza, y con ello la vida, pueden regresar a él.

El aspecto positivo de GORSE hace que el individuo pueda sacar de su interior nueva fuerza y esperanza volviendo a estar preparado para participar en su propio destino. Comprende que todo se desarrolla según la Ley interior ya pesar de todas las contrariedades sigue adelante. Aprende a sufrir sin quejarse porque reconoce que a través de las pruebas y experiencias aprende más.

Evolución positiva
- Aceptación resignada y sin rabia de la adversidad.
- Regreso de la esperanza de curar.
- Abandono de la desesperación, que se reconoce como un claro obstáculo para la curación.
- Mantenimiento de la esperanza a pesar de las recaídas.


El alma de Gorse (de Dr. Edward Bach – Historia de caminantes)

“La aulaga perdió todas sus esperanzas y dijo: No puedo seguir. Continuad vosotros, yo prefiero quedarme aquí, donde estoy, hasta que la muerte me libere de este padecimiento…
[…] Finalmente todos lograron salir del bosque. Ahora viven como guías para todos aquellos caminantes que nunca han hecho ese viaje… en calidad de “valientes caballeros”. […]
La aulaga relata a los caminantes durante la noche los progresos que harán cuando el sol se levante de nuevo la mañana siguiente.”

 


Mirá este video!!! La autocuración - Cómo crearnos nuestra salud - LOUISE L. HAY

Que cada uno recuerde que su alma ha dispuesto para él un trabajo particular, y que a menos que realice ese trabajo, aunque no sea conscientemente, dará lugar inevitablemente a un conflicto entre su alma y su personalidad, conflicto que necesariamente provocará desórdenes físicos.

Dr. Edward Bach

Cuando un guerrero aprende a parar su diálogo interno, todo es posible, hasta los proyectos más descabellados se vuelven factibles.

Carlos Castaneda